No es oro, pero brilla: la plata vuelve al radar

No es oro, pero brilla: la plata vuelve al radar

o.- (Miguel Boggiano) Mientras los gobiernos del mundo siguen imprimiendo dinero sin freno y los déficits fiscales parecen no tener límites, los metales preciosos siguen ganando protagonismo. Esta semana, la plata tocó máximos no vistos desde 2012.
La plata continúa creciendo
Mientras los gobiernos del mundo siguen imprimiendo dinero sin freno y los déficits fiscales parecen no tener límites, los metales preciosos siguen ganando protagonismo. Esta semana, la plata tocó máximos no vistos desde 2012.
El precio acaba de romper los u$s36 por onza, máximo en 13 años, y acumula una suba superior al 23% en lo que va del año. No hay más indicación alcista que este movimiento. Es decir, analizando el gráfico la conclusión es evidente: hace rato tiene sentido estar invertido en plata.
Recordemos que el oro ya está en zona de máximos históricos, mientras la plata debería subir casi un 40% para alcanzarlo.
Lo interesante de todo esto es que, además, los fundamentos siguen intactos. La plata y el oro son casi hermanos: comparten el rol de refugio, responden a los mismos desequilibrios macro y suelen moverse en sintonía cuando las cosas se complican. Lo primero que hay que entender es que la plata suele seguir al oro, y eso no es casualidad.
Hace tiempo vengo hablando del oro y sus virtudes: es un refugio frente a la pérdida de valor del dinero, al déficit fiscal, a la suba de impuestos, a la inflación. Todo ese combo le da fuerza al oro. Y, por arrastre, también a la plata.
Ahora bien, hay una diferencia: la plata está más ligada a la economía real. No es solo un activo que se guarda en bóvedas. También se usa. Está en los paneles solares, autos eléctricos, dispositivos médicos y tecnología. Y eso la hace más volátil, más sensible a los ciclos económicos, pero también más explosiva.
Los metales volaron en los últimos meses porque el mercado empezó a leer algo muy claro: el desorden fiscal de EE.UU. no solo no se va a corregir, sino que probablemente se agrave.
Trump presentó su famoso “Big Beautiful Bill” (o como le dicen en Wall Street: el Big Bill, porque va a salir carísimo), con recortes impositivos, más gasto en seguridad y un déficit proyectado de más de USD 2 Trillions en los próximos 10 años.
A eso sumále una pelea pública con Elon Musk, amenazas de romper contratos millonarios y un Congreso cada vez más polarizado. Resultado: más dudas, más desconfianza.
Y eso se ve en los gráficos: mientras las tasas de los bonos suben, el dólar cae. Eso rompe el patrón histórico, donde mayores tasas traían más demanda de dólares.
¿Qué está haciendo el mercado entonces? Busca refugio en activos reales. Por eso el oro y la plata empezaron a captar flujos fuertes. Porque si el dólar deja de ser el activo “seguro”, los metales captan mayor atención.
¿Esto es una burbuja?
Nada de eso. La plata viene subiendo con fundamentos sólidos. Además, todavía no hay euforia ni fiebre minorista, algo típico de las burbujas. ¿Le queda recorrido? Sí, y mucho. Está reaccionando recién ahora, después de años de quedar rezagada frente al oro. Esto parece más una confirmación de tendencia que un techo. (ámbito.com; 10/06/2025)

 

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