Caputo ajusta las tarifas de los servicios mirando la inflación futura y no la que ya pasó
o.- (Santiago Spaltro) Se oficializará en los próximos días. Consistirá en desvincular el precio de la luz y el gas de la inflación pasada y ajustarlos por la inflación esperada.
Economía cambió la estrategia de indexación de los precios regulados para evitar la “inercia inflacionaria”. Ahora no se tomarán en cuenta los aumentos de precios que ya registró el Indec y las boletas subirán en base a las proyecciones de la inflación.
Nicolás Gadano Empiria Consultores “Puede ser positivo, pero la herramienta debe ser consistente con un programa y no algo espasmódico” “Es algo entendible para desindexar la economía, pero rompe con compromisos asumidos”.
Haroldo Montagu jefe de Vectorial “Podría empujar a la baja las expectativas de inflación, pero sólo para los precios de los servicios regulados”.
En un nuevo giro del Gobierno para consolidar la baja de la inflación, el ministro de Economía, Luis Caputo, decidió cambiar de estrategia de indexación de los precios, por ahora solo acotada a las tarifas energéticas: dejar de mirar la inflación pasada y operar sobre los índices esperados a futuro. Algo parecido a la “tabla de desagios” del Plan Austral que la Argentina tuvo en la década de los ’80, con Raúl Alfonsín.
De esa manera, se pretende cortar la inercia y el arrastre de la variación de precios, al tiempo que se intentará establecer una pauta del sendero de costos para el resto de los agentes económicos.
Como contó Clarín el jueves pasado, el ministro suspendió la fórmula de actualización de los márgenes de los servicios públicos de transporte y distribución de energía eléctrica y de gas natural, que había decidido el mismo Gobierno en febrero y abril, respectivamente. Caputo bajó la orden al principio de esta semana al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, pero todavía no se hizo oficial; recién lo sería en los próximos días.
No obstante, y al mismo tiempo, el Ministerio de Economía avanzará con una quita progresiva de los subsidios a los hogares, principalmente de clase media y los que están en situación de pobreza. Eso significa que habrá incrementos en las boletas a partir de los consumos de junio, que se abonarán en agosto.
El 65% de los usuarios domiciliarios pagan apenas el 3% a 4% del costo real de abastecimiento eléctrico y entre el 15% y el 20% del precio mayorista del gas, según los datos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA y el Conicet.
La cláusula de indexación mensual de las tarifas reguladas se regía por un mix de inflación minorista, mayorista, evolución de los salarios y hasta el costo de la construcción de meses anteriores, para buscar reflejar la estructura real de los costos de las empresas (Edenor, Edesur, Transener, Metrogas, Camuzzi, Naturgy, TGN y TGS, entre otras).
Los aumentos según esta fórmula debían aplicarse por primera vez en mayo, pero la medida se postergó; en junio, en la segunda vez que pudo haber ocurrido, se cancelará directamente. Solo el mes pasado, las alzas debieron haber estado en torno al 10% a 12,5% en los componentes de transporte y distribución, que explican casi la mitad de la factura final para los usuarios de gas y un tercio de la boleta de luz.
La nueva mirada del Gobierno es que las tarifas -ya recompuestas para el caso de las empresas, que ahora no tienen peligro de no poder operar los servicios como sí a principios de año- deben ser “justas y razonables” (según un documento oficial en el que se explica la norma), aunque se intentará evitar que pierdan su valor real.
Por eso, desde julio y hasta diciembre se retomarán los incrementos mensuales pero ya sobre la base de la inflación esperada. No hay claridad todavía sobre qué índice se tomaría como referencia, aunque es probable que se utilice el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central (BCRA).
“En un programa integral que apunta a bajar la inflación, puede ser positivo intentar que los agentes económicos vayan hacia la inflación futura y abandonen la idea de mirar hacia atrás. Pero eso tiene que ser una herramienta general y consistente con el programa, no así espasmódica y circunstancial para un sector”, señaló Nicolás Gadano, economista jefe de la consultora Empiria.
Para Haroldo Montagu, jefe de Vectorial, esta decisión oficial “podría empujar las expectativas inflacionarias a la baja pero solo de los precios regulados. Durante la Convertibilidad en los ’90 estaba prohibida la indexación de contratos y con el Plan Austral en los ’80 había una tabla de desagio de los contratos”. “Los esquemas de indexación y/o desagio deberían apoyarse en un esquema de acumulación de reservas en el BCRA”, completó.
En tanto, Alejandro Einstoss, investigador asociado del IIEP y profesor de la UBA, afirmó: “Esta medida es entendible para desindexar la economía, pero rompe acuerdos tarifarios asumidos hace pocas semanas. Además, debería estar incluida en un plan macro de estabilización que incluya el resto de los contratos de la economía que también ajustan por inflación pasada”. (Clarín, Buenos Aires, 02/06/2024)