León XIV y la minería responsable: ¿una nueva era para la ecología católica?

León XIV y la minería responsable: ¿una nueva era para la ecología católica?

o.- El nombramiento del Papa León XIV ha abierto una serie de interrogantes sobre la dirección que tomará la Iglesia Católica en temas globales clave. Uno de ellos es el papel de la minería dentro de la visión de desarrollo humano y justicia social promovida por el Vaticano en la última década.
Robert Francis Prevost, el nuevo pontífice, es un matemático de formación con una amplia experiencia pastoral en América Latina, especialmente en Perú, país donde la minería es uno de los principales motores económicos. Su cercanía con comunidades afectadas por actividades extractivas le ha dado una perspectiva directa de los retos, pero también de las oportunidades que ofrece el sector.
Durante el pontificado de Francisco, la Iglesia Católica adoptó una postura crítica hacia las prácticas extractivas que atentan contra el medio ambiente y las poblaciones locales. En su encíclica Laudato Si’, publicada en 2015, el Papa argentino sentó las bases de una “ecología integral” que no rechaza el desarrollo económico, pero exige que este sea justo, participativo y ambientalmente sostenible.
La minería, en ese contexto, no fue condenada. Más bien, se hizo un llamado a transformarla. Francisco promovió el diálogo entre empresas, gobiernos y comunidades, e incluso sostuvo encuentros con representantes del sector para buscar consensos. Su mensaje no fue anti-industria, sino pro-responsabilidad.
Con León XIV, existe la expectativa de que esa línea continúe, aunque con matices propios. Como obispo en Perú, trabajó con poblaciones cercanas a operaciones mineras legales e ilegales. En varias ocasiones, acompañó procesos de mediación entre autoridades, empresas y comunidades, mostrando una postura más cercana a la realidad local que a la ideología.
En ese sentido, su llegada al Vaticano podría dar nuevo impulso a una visión de minería que integre el desarrollo con el respeto al medio ambiente. No se trata solo de preservar la naturaleza, sino de asegurar que los beneficios lleguen a quienes más los necesitan.
El contexto global también ha cambiado. En medio de la transición energética, la demanda de minerales clave como el litio, el cobre y el níquel se ha disparado. Las nuevas tecnologías verdes dependen directamente de una cadena de suministro minera. El Vaticano, con su creciente involucramiento en temas ambientales, podría jugar un rol relevante en esta discusión global, recordando que la sostenibilidad también requiere equidad social.
Actores dentro del sector minero ven en León XIV una oportunidad para fortalecer el diálogo con la Iglesia. En regiones donde la minería enfrenta rechazo social, el acompañamiento pastoral puede ser clave para construir confianza y transparencia.
Aún es pronto para saber cuál será la línea del nuevo Papa en este tema, pero su perfil técnico y su experiencia territorial hacen pensar que no dará un paso atrás en la agenda ambiental. Más bien, podría acercarse a la minería como una actividad que, si se regula y ejecuta con principios éticos, puede formar parte de la solución.
El mundo observará cómo el Vaticano se posiciona frente a estos desafíos. En un escenario global marcado por la urgencia climática y las necesidades de desarrollo, el liderazgo moral de la Iglesia sigue siendo influyente. Y la minería, por más polémica que sea, seguirá en el centro del debate. (Minería en línea)

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