Javier Milei busca una quita masiva y rápida de subsidios a la energía
(Por Emiliano Sapa) Dentro de las innumerables reformas y recortes planteados por la administración nacional de Javier Milei se encuentra aquella que corresponde a la quita de subsidios energéticos. Dicho en criollo, el aumento de las facturas de luz y gas.
Para el segundo cuatrimestre del 2024, los usuarios estarán pagando entre 4 a 7 veces el costo del gas y, en un futuro cercano, más del doble de luz.
¿Cómo se explican estos aumentos exponenciales?
Año a año, el Estado ha subsidiado la energía, de manera en que un usuario actualmente solo paga aproximadamente el 17% del costo total de la tarifa de gas. El restante 83% es cubierto por las arcas públicas. Mientras que en el caso de la energía eléctrica, según datos aportados por la empresa mixta Cammesa, el usuario paga un 40% mientras que el estado cubre el otro 60%. Ambos componentes representan, para el tesoro nacional, un gasto adicional de más de 10 mil millones de dólares anuales. Si Javier Milei se propuso reducir en 5% de déficit fiscal en 2024, los subsidios energéticos por sí solos representan la mitad del problema.
Un recorte necesario
Desde el año 2002 hasta inicios del 2024, el Estado Nacional desembolsó 170.000 millones de dólares para subsidios energéticos. En sí misma, esta variable podría resumir todos los problemas económicos de Argentina si por ejemplo, a modo comparativo, decimos que la deuda con el FMI es de solo 45.000 millones, casi una cuarta parte de lo desembolsado en subsidios energéticos.
Argentina no es el único país en el mundo que subsidia a la energía. La mayoría de los países desarrollados lo hacen y con más fuerza que Argentina. Sin dudas, el subsidio energético es un gran alivio para el bolsillo de los argentinos, así como también un importante factor de reducción de costos de producción en industrias energético dependiente, que probablemente, en su mayoría, ni siquiera tengan conciencia de lo que se estaba ahorrando.
El problema es que como el Estado argentino ya no tiene suficientes ingresos para semejante nivel de subsidios, ha recurrido a la emisión monetaria para cubrir los costos y así “fabricar” un alivio ficticio. Como hemos aprendido en la historia reciente, esta medida, si bien en el corto plazo parece aliviar a los bolsillos de los usuarios, en el largo plazo repercute de peor manera con un costo aún mayor: la inflación.
Además, cuando la tarifa energética está altamente subsidiada, los inventivos para el ahorro y la eficiencia energética desaparecen casi por completo. El resultado: somos derrochadores energéticos seriales.
¿Y la deuda social?
Quitar subsidios energéticos en un contexto de inflación agravada, devaluación y pobreza cercana al 50% puede ser una medida muy arriesgada y también muy cruel ante tanta fragilidad socioeconómica.
Por ello, el gobierno nacional anticipó que se elaborará un nuevo esquema de subsidios, del cual aún no se tienen precisiones, excepto que solo cubrirá a las familias dentro del esquema tarifario N2, es decir, de recursos bajos.
Esto significa que, por ejemplo, una familia pudiente que vive en un barrio cerrado, de categoría N1, que holgadamente puede pagar una tarifa plena y calefacciona su pileta con gas, no recibirá el subsidio que una familia muy pobre que vive en una zona fría de nuestro país si recibirá, ya que para ellos el gas es un insumo básico de subsistencia.
Por ello, “justicia social” también es segmentación tarifaria por tipo de ingreso.
Comenzaron las audiencias públicas por las tarifas energéticas
La Constitución Nacional, en su reforma del 94, establece un proceso de audiencias públicas previa revisión de las tarifas energéticas, por ser éstas fijadas por empresas de carácter monopólico, es decir, que los usuarios solo tienen una opción para elegir dentro de su zona y no tienen más remedio que contratarla. En dichas audiencias, todos los usuarios, empresas, asociaciones de consumidores e interesados, pueden participar y exponer argumentos.
Por ello, durante el mes de enero una serie de audiencias públicas tratarán tres temas: los precios del gas natural a boca de pozo, el costo estacional de generación eléctrica y la segmentación de tarifas.
Sin embargo, nada de lo que suceda en dichas audiencias es vinculante, solo se trata de escuchar opiniones. El gobierno puede avanzar con la quita de subsidios sin importar lo que pase allí.
El pasado 8 de enero tuvo lugar la primera audiencia pública por las tarifas de gas que serán aumentadas por parte del Gobierno Nacional, a diferencia de la energía eléctrica donde las provincias fijan los precios. En dicha audiencia, el Secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, confirmó que el gobierno avanzará con un veloz recorte de los subsidios a las tarifas de gas en los próximos tres meses y hará cambios en el esquema de segmentación a partir de abril.
Cuando empiezan los aumentos y como serán
En el caso del gas, los aumentos iniciarán en el mes de febrero. Dichos subsidios serán removidos de a un tercio por mes. Es decir, que habrá aumentos sucesivos en las boletas de gas del 33% en febrero, marzo y abril, siendo mayo el primer mes en el que las boletas de gas reflejarán la quita total de subsidios y se espera que al final del proceso los aumentos sean entre el 400% y el 700%.
En el caso de la energía eléctrica, la primera audiencia pública se realizará el próximo 26 de enero, donde se sabrán mas precisiones respecto de la velocidad mediante la cual se saldrá del esquema de subsidio eléctrico. Es probable que la quita de subsidios a la energía eléctrica sea más pausada, ya que son las provincias las que fijan las tarifas finales, y no el gobierno nacional, como es en el caso del gas.
Allí, sin dudas, se darán importantes discusiones y reacomodamientos en un esquema tarifario que en el presente es muy injusto. Un ejemplo muy cercano es que mientras que un usuario de ingresos medios en Neuquén paga un promedio $10.000 de luz por 300 KWh, otro de la misma categoría en Buenos Aires paga $2.000. Esta situación es aún mas injusta si se tiene en cuenta que Neuquén produce el 80% de la energía primaria del país, pero es el que más cara la paga.
Volviendo al plano nacional, sin dudas Javier Milei no ha optado por un esquema de medidas graduales, tal como hizo Mauricio Macri en el período 2015-2019 y con malos resultados.
Devaluación, mega DNU, Ley Ómnibus, aumento de combustibles, ajuste y quita de subsidios: Milei está decidido a realizar todos los ajustes de manera rápida y contundente, mientras el recuerdo del mal Gobierno saliente aún se mantiene fresco, y con un electorado que, en su mayoría, aún considera que las medidas de ajuste son necesarias para terminar con un modelo económico que claramente ha fracasado.
Mientras las encuestadoras se mantienen muy activas sondeando si los argentinos son capaces o no de tolerar el tremendo shock económico, nos preguntamos si el gobierno tendrá la sensibilidad suficiente para no desproteger a los sectores vulnerables mientras aplica las medidas ortodoxas de ajuste.
Quienes deseen participar de las audiencias públicas energéticas, pueden hacerlo ingresando a https://www.argentina.gob.ar/enre (La Mañana de Neuquén)
