YPF abandona la idea de construir una planta de GNL en tierra y la reemplaza por barcos para exportar gas
o.- (Sofía Diamante) La firma explicó que los barcos ofrecen varias ventajas, como una mayor flexibilidad para poder ampliar las exportaciones.
El mercado de exportación de gas en la Argentina avanza con cada vez más empresas que aprovechan el excedente de producción de los meses de altas temperaturas para vender moléculas a Chile, Uruguay y Brasil. Por ahora, sin embargo, son operaciones hechas a través de gasoductos.
En paralelo, el sector está diseñando la llegada de varios buques de licuefacción, que permiten transformar el gas de su estado natural a líquido para ampliar el horizonte de venta a otros mercados.
Si bien la idea original de la compañía YPF era construir una planta de licuefacción en la localidad de Sierra Grande, en Río Negro, este plan viró en la instalación de buques de gas natural licuado (GNL). “En vez de ser una planta en tierra, son varias plantas offshore (costa afuera)”, dijo el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín.
La petrolera señaló que el objetivo final sigue siendo el mismo: que la Argentina exporte 30 millones de toneladas por año (MTPA), equivalentes a 141 Mm3/d) de gas natural para 2030. Esto significa duplicar la producción actual de gas del país e incrementar las exportaciones argentinas en u$s 15.000 M dentro de cinco años.
La adquisición de buques de GNL ofrece varias ventajas con respecto a la construcción de la planta en tierra. Por un lado, da mayor flexibilidad al proyecto de exportar GNL, porque permite ir escalándolo de a poco. Además, es más fácil de financiar, ya que solo construir la planta implicaría desembolsar al menos u$s 3000M.
“Antes era incierto saber si eran plantas en tierra o costa afuera, pero la construcción de barcos es más competitiva y más económica. Además, hay más precisión en la fecha de entrega, porque son contratos llave en mano. Esto es importante, porque se les puede dar más precisión de entrega a los offtakers [clientes]”, dijeron en YPF.
Al momento, ya está confirmada la puesta en producción comercial de un primer buque de GNL para principios de 2027. Se trata del proyecto que lideró Pan American Energy (PAE) –la empresa que dirige la familia Bulgheroni– junto con la compañía noruega Golar, propietaria de la tecnología.
Para ello se constituyó una nueva compañía, Southern Energy, de la cual fueron comprando porciones otras productoras. La participación accionaria se compone de la siguiente manera: PAE (40%), Pampa Energía (20%), YPF (15%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%).
Este primer buque de licuefacción, llamado Hilli Episeyo, tendrá una capacidad de producción de 2,45 MTPA de GNL, equivalente a 11,5 Mm3/d gas.
Golar, además, está construyendo otro buque similar con capacidad de 3,45 MTPA, que podría estar disponible para fines de 2027. Esto permitiría ampliar la capacidad de exportación a 27 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) en tres años, que significa el 20% de la producción nacional. YPF, a su vez, está trabajando para construir cuatro buques de GNL adicionales en China: dos serían en conjunto con la empresa italiana Eni y los otros dos, con la angloholandesa Shell.
Todo el proyecto implicaría una inversión de al menos u$s 22.000M, que incluye la construcción de plantas de tratamiento y el resto de la infraestructura necesaria, según la última presentación que hizo Marín, ante inversores en la Bolsa de Nueva York.
En caso de avanzar con todos estos proyectos, hará falta construir tres gasoductos más, similares al Perito Moreno (antes, Presidente Néstor Kirchner), desde la cuenca neuquina a Río Negro. El ducto, de 36 pulgadas y 573 kilómetros, de largo demandó una inversión de u$s 2700 M en 2023.
En el corto plazo, y aunque todavía son volúmenes chicos, cada vez más empresas aprovechan la infraestructura existente para venderle gas a Brasil a través de Bolivia. Luego de los anuncios de TotalEnergies y Tecpetrol, Pluspetrol también confirmó que hizo el primer envío al país gobernado por Lula da Silva.
Por ahora, son testeos para conocer el mercado vecino, atraer clientes y negociar con Bolivia el “peaje” que cobra por usar sus gasoductos y llegar a San Pablo. Las compañías aprovechan el excedente de producción antes de que lleguen las bajas temperaturas y el mercado local aumente su demanda.
Los volúmenes exportados apenas son de 700.000 m3/d, menos del 4% de la producción total, que en febrero fue de 145 Mm3/d. Pero es un primer paso para conocer el mercado brasileño, que antes se abastecía de las reservas de Bolivia, cuyos yacimientos en los últimos años entraron en una fuerte declinación.
“Fue una prueba lo que se hizo, aún hay que lograr llegar a Brasil con precios más competitivos y hay que recorrer 5000 kilómetros de ductos”, dijo en reserva una de las empresas, que hizo referencia al precio mínimo de exportación que todavía rige, desde el gobierno de Alberto Fernández.
Con una resolución de la Secretaría de Energía, la gestión anterior fijó el valor mínimo de exportación, que equivale al 5,5% del precio del Brent, la cotización internacional del barril de petróleo. A esto se le suman los costos de transporte en firme (no interrumpible).
Esto equivale a un valor en torno a u$s 4,5 por millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). Para tener una referencia, en la Argentina se paga en promedio menos de u$s 3 el millón de BTU.
Otro de los desafíos hacia adelante es lograr que los contratos sean “en firme”, es decir, no interrumpibles, como sucede actualmente. Esta condición obliga a cobrar más barato las exportaciones.
Al momento, solo Pluspetrol firmó un contrato en firme por 3,5 años con Uruguay, al resultar adjudicatario de ser el proveedor principal de la estatal Ancap, desde mayo pasado hasta diciembre de 2028. En los meses de invierno los volúmenes en firmes alcanzan picos de 400.000 m3/d, mientras que el promedio en el período estival es de aproximadamente 200.000 m3/d. La entrega es en la frontera argentino-uruguaya, en los puntos de medición del gasoducto Gas Link y en la Cámara Colón de Entre Ríos. (La Nación, Buenos Aires, 25/04/2025)
YPF anunció que no habrá planta de GNL ni en Bahía Blanca, ni en Río Negro. El tiempo dio la razón a Susbielles
o.- (Marcial Amiel) Horacio Marín confirmó que el gobierno de Javier Milei le hizo perder al país una inversión de 30 mil millones de dólares.
El CEO de YPF, el ex Techint Horacio Marín, confirmo que la petrolera estatal abandonó el proyecto de construcción de una planta licuefactora de gas (GNL), que originalmente iba a estar locada en el puerto bonaerense de Bahía Blanca.
Se trataba de un proyecto que la compañía y la ciudad venían trabajando desde hacía varios años, hasta que YPF decidió su mudanza a Río Negro. La decisión, como expresaron los expertos, era difícil de sostener a nivel técnico, y generaba fuertes sospechas de vendetta política, por la enemistad manifiesta del presidente Javier Milei hacia el gobernador Axel Kicillof. Esas sospechas se confirmaron con los dichos de Marín.
El intendente Federico Susbielles retuiteó hoy un mensaje propio del 31 de julio pasado, cuando se anunció la relocalización. “El tiempo dirá si es un daño sólo para los bahienses o es un daño para todos los argentinos”, había escrito en esa ocasión. Hoy le agregó una breve frase: “y el tiempo dijo”.
Otro que se manifestó fue le secretario general de los trabajadores de la industria del gas natural bahiense (Stingnra), Pablo Van Den Heuvel. “Se confirma lo que los trabajadores venimos diciendo hace más de un año. Mudar la planta fuera de Bahía era inviable porque disparaba irracionalmente los costos. Ahora YPF termina haciendo exactamente lo que dijimos”, aseguró.
Van Den Heuvel, además, pone el acento en el carácter reprimarizador y antidesarrollista de la decisión de licuar el gas en barcos extranjeros. “Que lo licúen en un barco o lo licúen en otro país es exactamente lo mismo, porque los barcos vienen con su propia tripulación, que cobra en su país de origen”, explicó y agregó que “una vez más, vamos a vender el trigo para que otro haga el pan que podríamos hacer nosotros. Quedamos afuera del negocio del agregado de valor, en vez de vender un producto terminado vamos a vender un insumo”.
Cronología
Aquel proyecto data de 2014, cuando el actual gobernador Axel Kicillof integraba el directorio de la petrolera estatal y, desde esa posición, inició gestiones con quien se perfilaba como socio en el emprendimiento, con un presupuesto estimado en 30 mil millones de dólares: la petrolera estatal malaya Petronas.
A comienzos de 2024, el joint venture de ambas y contaba con los estudios de impacto ambiental, los permisos gestionados, la ubicación asignada y se preparaba para iniciar la etapa de movimiento de suelos. Pero la política, más exactamente la administración libertaria, metió la cola.
Con el cambio de gobierno en nación, sobrevino también el cambio de autoridades en YPF. Y comenzaron también las tensiones con el gobernador de la principal provincia argentina, por peso demográfico y productivo, donde estaba previsto radicar la inversión, con la discusión por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), como telón de fondo.
En ese contexto, YPF abrió la posibilidad de mudar el proyecto a la localidad de San Antonio, en la provincia de Río Negro, donde no hay un puerto en funcionamiento y las condiciones climáticas hacen la operación en ese punto mucho más compleja.
Kicillof viajó a Bahía Blanca, acompañado por una delegación de ministros y diputados, con la intención de dar un fuerte mensaje político a la casa de gobierno. Aún así, amparado en un supuesto dictamen técnico, el directorio de YPF anunció el cambio de locación. Petronas, por su parte, asistió en silencio a toda la maniobra y finalmente, en diciembre de 2024, anunció su retirada del proyecto.
¿Inversión extranjera? ¡Afuera!
El dato fue contemporáneo de varias desinversiones de jugadores internacionales del mercado de hidrocarburos. Vendieron sus posiciones en Vaca Muerta, que quedaron en manos de empresas locales, mucho más pequeñas, con buena llegada al oficialismo.
Primero fue Exxon, que le vendió sus activos a Pluspetrol, una empresa familiar de capitales argentinos. Luego la noruega Refinor decidió valuar sus activos en la región con vistas a una posible venta.
Por último, la propia Petronas vendió a Vista Energy, la empresa del ex CEO de YPF, Miguel Galuccio. En el mercado hidrocarburífero dan por sentado que esa decisión es el último coletazo de la manera en que se manejó el tema de la planta de GNL. (Página 12, Buenos Aires, 25/04/2025)