Varias empresas cayeron en incumplimientos

Varias empresas cayeron en incumplimientos

o.- (Melisa Reinhold) En el último año, firmas de los sectores energético y agropecuario tuvieron problemas para pagar deudas
El último año hubo al menos media docena de compañías que no pudo cumplir con sus compromisos de pago de deuda. Aunque el caso más reciente fue el de Celulosa Argentina, que solicitó su ingreso en concurso preventivo de acreedores, otras empresas del sector agropecuario y energético tradicional tuvieron una suerte similar. El problema: grandes deudas y una caída de los márgenes operativos.
Este lunes se conoció que la papelera Celulosa Argentina hizo un pedido de concurso preventivo ante la Comisión Nacional de Valores (CNV), para intentar renegociar con sus acreedores bajo supervisión judicial. El objetivo es evitar la quiebra y sostener sus operaciones. Días atrás publicó su balance semestral, con un desplome del 44% en los ingresos, impactado por una caída de los volúmenes de venta, caída de los precios en términos reales y la pérdida de competitividad exportadora.
“Estamos viendo que las empresas están trabajando con márgenes muy chicos. Entonces, en un mercado sin dollar-linked, no hay apetito para este tipo de riesgo, sobre todo para empresas medianas y chicas. Vemos que están con un perfil crediticio más deteriorado del de antes”, dijo José Molino, head of Corporate Finance de Moody’s Local Argentina.
A fines de agosto se conoció que Aconcagua Energía cerró su proceso de reestructuración. La petrolera llegó a reconocer públicamente una deuda cercana a los $ 447.604M, equivalentes al 99% del activo total y a casi 17 veces el patrimonio neto. Para salir adelante, Tango Energy adquirió el 93% del capital social y de la subsidiaria Aconcagua Energía Servicios, convirtiéndose en accionista controlante.
Otra firma energética que sufrió una situación de estrés financiero fue Albanesi. En lo que va del año, postergó varios vencimientos de deuda y comenzó un proceso de diálogo con sus acreedores para intentar encauzar una reestructuración integral. El grupo liderado por la familia Losón tiene una deuda por más de u$s 1100M, en la que hay obligaciones negociables en dólares y en pesos, y créditos bancarios. De ese total, u$s 220 M son de corto plazo.
En asamblea general extraordinaria de junio, sus accionistas aprobaron la fusión por absorción de Albanesi Energía por parte de Generación Mediterránea (Gemsa), la firma más importante del grupo en términos operativos y financieros.
“Todos estos defaults no me tomaron por sorpresa. Los números eran sumamente delicados y solo eran sostenibles en un contexto de pseudo-hiperinflación, para que les asegurara un financiamiento ‘regalado’ con tal de salir del paso. En un contexto normal, no tenían ratios de sustentabilidad lógicos. El manejo financiero que hicieron estas empresas no fue el adecuado, solo era cuestión de tiempo”, explicó Leonado Chialva, socio de Delphos Investment.
El sector agropecuario también estuvo afectado. Los Grobo Agropecuaria, el gigante del agro que está en concurso de acreedores desde febrero pasado, solicitó a comienzos de julio un procedimiento preventivo de crisis. Un destino similar sufrieron Agrofina, subsidiaria del Grupo Los Grobo, y Surcos.
Según Molino, todos estos eventos se originaron por dos frentes. Por un lado, el financiero, ante una crisis de liquidez que se arrastra desde noviembre pasado. Hasta 2023, el mercado buscaba cobertura ante una devaluación del tipo de cambio oficial, lo que provocó que haya muchas emisiones de dollar linked corporativas. Tras el salto cambiario de diciembre de ese año, el mercado de dólar linked desapareció, al desvanecerse la necesidad de cobertura. Entonces, las empresas con mucha deuda en estos instrumentos tuvieron complicaciones para refinanciar.
Por otro lado, mencionó una cuestión de cambio de fundamentals, que arrancó en 2023 y se pronunció en el segundo trimestre de 2024. La apreciación del tipo de cambio, la liberación de las importaciones y la brecha cambiaria fueron algunos factores que llevaron a las empresas a esa situación. Los costos en pesos subieron por la apreciación del dólar, lo que obligó a cambiar estructuras de costos.
“Se abrieron un poco más las importaciones; eso y que no esté la brecha cambiaria las afecta. Había un mercado un tanto protegido y, con brecha tan grande, uno podía vender a un precio más alto porque la competencia de afuera te jugaba con esos valores. Por el otro, los exportadores tienen un tipo de cambio menor y, por lo tanto, con el aumento de los costos en pesos, se reduce fuertemente el margen. La combinación de ambas cosas, con el peor impacto que quizás sucedió en el último cuatrimestre de 2024 y el primer semestre de 2025, genera que muchas empresas entren en estrés financiero”, completó.
De todas formas, para Chialva, el sector privado argentino está “muy sólido” en términos generales. Las empresas están bien capitalizadas y tienen poca deuda, por lo que solo un cambio abrupto del contexto global podría ser un shock y cambiar la dinámica actual.
“Vemos una especie de fly to quality (salto a la calidad) local, a raíz de los incumplimientos. Hasta que pasen las elecciones, creo que el mercado estará más selectivo”, cerró Molino. (La Nación, Buenos Aires, 02/09/2025)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *