Vale impulsa la minería sustentable en Brasil con reapertura de Capanema y mega inversión en Minas Gerais

Vale impulsa la minería sustentable en Brasil con reapertura de Capanema y mega inversión en Minas Gerais

o.- En un acto cargado de simbolismo para la minería brasileña, Vale anunció oficialmente la reapertura de la mina Capanema, en Ouro Preto, estado de Minas Gerais. Esta operación, inactiva desde hace más de dos décadas, vuelve a entrar en funcionamiento con una visión distinta, centrada en la sostenibilidad, la tecnología y la reconstrucción de la confianza en una región marcada por tragedias vinculadas a la industria extractiva.
La reactivación de Capanema no llega sola. Se enmarca en un amplio plan de inversión por 67 000 millones de reales —unos 12 350 millones de dólares— que la empresa destinará a sus operaciones en Minas Gerais hasta el año 2030. Este anuncio no sólo representa un hito financiero y operativo, también es un mensaje político e institucional: Vale busca reivindicar su papel como actor clave del desarrollo económico en la región, pero también como referente de una minería más segura y responsable.
La mina de hierro Capanema operará bajo un modelo que evita completamente el uso de agua en el procesamiento del mineral. Este cambio no es menor: significa eliminar la generación de relaves, su transporte y la necesidad de diques, una de las infraestructuras más criticadas y peligrosas de la minería brasileña. Se trata, según voceros de la empresa, de un paso firme hacia una minería más limpia, con menos impacto ambiental y mayor aceptación social.
El retorno de Capanema forma parte de la estrategia productiva de Vale para alcanzar un volumen de producción de entre 340 y 360 millones de toneladas de mineral de hierro para 2026. La mina aportará 18 millones de toneladas anuales, transportadas por un sistema de correas hasta el sitio de Timbopeba, donde serán procesadas mediante tecnologías de filtrado en seco, consolidando así el cambio estructural en el modelo extractivo de la empresa.
Durante el desarrollo del proyecto, más de 40 empresas participaron en distintas fases, y el número de trabajadores superó los seis mil en el pico de construcción. En la actualidad, cerca de 800 personas operan en la mina, cifra que refleja no sólo la automatización creciente del sector, sino también el compromiso de la empresa con el empleo local. Los equipos incluyen, por ejemplo, camiones autónomos Caterpillar 789D, una tecnología que reduce riesgos humanos y aumenta la eficiencia operativa.
Vale ha señalado que gran parte de la inversión se destinará a consolidar una transformación en cinco complejos operativos del estado. Uno de los objetivos principales es reducir la proporción de relaves depositados en diques, que actualmente representa el 30 % del total, para llevarla al 20 % antes del fin de la década. También se contemplan mejoras en conectividad, digitalización de procesos, monitoreo geotécnico y seguridad estructural.
El desmantelamiento progresivo de estructuras construidas mediante la metodología upstream —una de las más cuestionadas tras los colapsos de Mariana y Brumadinho— continúa su curso. De las 13 estructuras remanentes, ocho ya se encuentran en fase activa de desmantelamiento, todas fuera de operación y bajo vigilancia remota desde centros de monitoreo ubicados en Itabira y Nova Lima.
El modelo de economía circular también gana protagonismo en la estrategia de Vale. En los últimos años, la empresa ha logrado recuperar mineral de hierro de antiguas pilas de descarte, una técnica que reduce pasivos ambientales al tiempo que optimiza el uso de recursos ya explotados. Ejemplos de esto son las operaciones de re-procesamiento de mineral en Serrinha y en el dique de Vargem Grande. Este enfoque se complementa con la producción de arena sustentable a partir de relaves y la fabricación de bloques de construcción, una experiencia que ya se aplica con éxito en Itabirito.
Desde la perspectiva institucional, los números refuerzan el peso de Vale en la economía de Minas Gerais. En 2023, la actividad minera vinculada a la empresa representó aproximadamente el 3.5 % del Producto Interno Bruto del estado. Además, entre 45 % y 80 % de la producción total de hierro de Vale en los últimos años ha tenido origen en esa región, consolidándola como centro neurálgico de la minería brasileña.
Más allá de los beneficios productivos, la inversión anunciada por Vale promete un impacto económico directo sobre la población. Se estima que generará más de 3 000 millones de reales anuales en salarios directos e indirectos, además de 440 millones de reales en regalías para el estado. Estas cifras tienen un peso relevante en municipios como Ouro Preto, Mariana o Itabirito, donde el dinamismo económico depende en gran medida del sector extractivo.
El plan también contempla aportes a proyectos sociales y culturales. Entre 2020 y 2024, Vale destinó unos 370 millones de reales a iniciativas de acceso al arte, patrimonio cultural y educación, abarcando 45 municipios mineros. Esta dimensión busca reconstruir la relación entre la empresa y las comunidades locales, muchas de ellas escépticas tras los desastres pasados.
Con esta reapertura, Vale no sólo recupera una unidad productiva clave, también intenta restaurar su reputación en un estado donde la memoria de las tragedias mineras aún está presente. La elección de no usar agua ni generar relaves en Capanema, así como el avance en tecnología y monitoreo, responden a demandas sociales y regulatorias que ya no pueden ser ignoradas.
El acto de reapertura de la mina fue acompañado por representantes del gobierno de Minas Gerais, directivos de la empresa y autoridades federales. No fue un evento protocolario, sino un gesto cuidadosamente diseñado para enviar un mensaje: Vale busca ser parte de una nueva era para la minería brasileña, una donde la seguridad, la innovación y la sostenibilidad no sean sólo valores declarativos, sino criterios reales de operación.
A pesar del escepticismo que aún existe en ciertos sectores de la sociedad civil, lo cierto es que la minería continúa siendo una de las principales fuentes de empleo, ingresos y desarrollo en amplias regiones del Brasil interior. Minas Gerais, cuyo nombre mismo evoca la historia extractiva del país, necesita una minería que no solo extraiga minerales, sino que construya futuro. En esa dirección, Capanema puede ser más que una mina reactivada: puede convertirse en símbolo de una industria que, sin renunciar a su esencia, aprende a transformarse. (Minería en línea)

 

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