Temores a un cierre del estrecho de Ormuz: sube el petróleo

Temores a un cierre del estrecho de Ormuz: sube el petróleo

o.- Riad y Londres (AFP, AP y Clarín) Por esa vía circula un quinto de la producción. Temen que Irán lo bloquee. El barril de crudo en Londres subió 4,4% a u$s 76. El de Texas, 4,2% a u$s 74.
El petróleo ha vuelto a generar preocupaciones debido al polvorín de Oriente Próximo. Tras varias semanas de anestesia general, con el precio del crudo en mínimos de casi tres años, la irrupción de Irán en el conflicto ha reavivado un temor latente: que el choque regional acabe derivando en una represalia israelí sobre pozos iraníes o incluso en un ataque de Teherán sobre yacimientos o refinerías saudíes.
El escenario más extremo -y temido, por los efectos que desencadenaría- sería el cierre del estrecho de Ormuz, una vía absolutamente crucial por la que discurre la quinta parte del crudo mundial y que conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán. La clausura de esta ruta, de apenas 34 kilómetros en su punto más estrecho, sería un golpe de primer orden para el equilibrio de precios.
Los analistas también señalan la concreción de los riesgos desde el punto de vista energético. Una posible espiral bélica en el Golfo Pérsico provocaría el temido bloqueo del Estrecho, por donde pasa poco más del 20% del comercio mundial de petróleo y el 30 por ciento del de gas natural.
Ayer, los precios del petróleo subieron con fuerza, impulsados por la hipótesis de una posible implicación militar de Estados Unidos en el conflicto.
El precio del barril de Brent del mar del Norte, para entrega en agosto, aumentó un 4,40%, a u$s 76,45. Su equivalente estadounidense, el barril de West Texas Intermediate, para entrega en julio, ganó un 4,28%, a u$s 74,84.
El conflicto es particularmente seguido por el mercado del crudo porque Irán es el noveno mayor productor de petróleo en el mundo, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Con todo, analistas como Carsten Frtisch, del Commerzbank, afirman que “el mercado del petróleo está en la actualidad suficientemente abastecido”, en especial debido al fuerte aumento de las cuotas de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+).
Mientras la guerra se extiende desde la meseta iraní hasta el Mediterráneo, los países árabes del Golfo siguen siendo extremadamente cautelosos porque temen que el fuego regional pueda extenderse a la Península Arábiga, con consecuencias catastróficas a escala regional y mundial.
Además de pedir insistentemente una solución negociada, Arabia Saudita, Qatar, Bahréin, Kuwait, Omán y los Emiratos Árabes Unidos están preocupados de que el alcance de la violencia pueda amenazar directamente sus respectivos territorios, tan cercanos a Irán y donde hay bases militares estadounidenses y sitios energéticos clave.
Mientras que los Emiratos Árabes Unidos y Baréin mantienen relaciones directas con Irán e Israel, Arabia Saudita y Qatar mantienen una relación ambivalente con el Estado judío: sin haber formalizado relaciones diplomáticas, Riad y Doha negocian con los israelíes principalmente a través de la mediación de Estados Unidos, la potencia mundial aliada del Estado judío, y los países árabes del Golfo. Entre estos países también se encuentran Kuwait y Omán. Este último se ha propuesto durante años como mediador entre Washington y Teherán.
Poco antes de que Israel lanzara su nueva campaña masiva contra Irán el último viernes, los líderes iraníes habían amenazado con atacar las bases estadounidenses y los intereses occidentales en la región, incluidas instalaciones en Qatar, Bahréin, los Emiratos, Kuwait, Arabia Saudita y Omán.
La evacuación de la sede diplomática estadounidense en Irak y la alerta a su personal en toda la región antes del inicio de los ataques israelíes fueron señales de alarmas preocupantes. Inmediatamente después de las primeras incursiones contra Irán, el viernes pasado las autoridades saudíes contactaron a los líderes iraníes para reafirmar, en efecto, la neutralidad de Riad en esta fase del conflicto. (Clarín, Buenos Aires, 18/06/2025)

 

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