Rio Tinto negocia salvar la fundición Tomago ante la crisis energética en Nueva Gales del Sur
o.- La planta de aluminio Tomago, ubicada en Nueva Gales del Sur (NSW), enfrenta una encrucijada crítica. Su operación, vital para la economía local y estratégica para la industria del aluminio en Australia, depende de un acuerdo de rescate financiero liderado por Rio Tinto y apoyado por los gobiernos federal y estatal.
Un gigante bajo presión
Tomago no es cualquier planta. Produce 590,000 toneladas de aluminio al año y consume el 10% de la electricidad total de NSW. Este nivel de consumo la convierte en uno de los mayores usuarios de energía del país.
Rio Tinto, el principal accionista junto a CSR y Hydro Aluminium, evalúa su futuro ante el vencimiento del contrato eléctrico en 2026. Sin un nuevo acuerdo favorable, el complejo podría cerrar, afectando a más de mil trabajadores directos y miles de empleos indirectos.
El peso de la electricidad
Desde 2022, los precios de la electricidad en Australia han subido considerablemente debido a factores internacionales, falta de inversiones en infraestructura y transición energética acelerada. Para Tomago, esto se traduce en costos operativos insostenibles frente a competidores de China, India y Medio Oriente, donde la electricidad industrial es subsidiada.
¿Qué se negocia?
Las conversaciones actuales incluyen:
• Un nuevo contrato de electricidad para 2026–2029 con precios competitivos.
• Acceso prioritario a los A$2,000 millones en créditos fiscales anunciados en enero por el gobierno federal.
• Incentivos adicionales por transición hacia fuentes renovables.
Los gobiernos de NSW y federal han mostrado apertura. La planta es clave para la seguridad industrial, energética y laboral del país.
Una oportunidad para la transición energética
Lejos de ser un obstáculo, Tomago podría ser un modelo de cómo la gran industria puede migrar hacia energía limpia. Ya se exploran acuerdos de compra de energía renovable (PPAs) a largo plazo con proveedores eólicos y solares.
De lograrlo, se reduciría la huella de carbono del aluminio australiano, un punto vital ante la presión de los mercados internacionales por productos sostenibles.
¿Por qué vale la pena salvar Tomago?
1. Empleos locales: Cierre significaría una pérdida económica masiva en la región de Hunter.
2. Independencia industrial: Evita depender de aluminio importado con altos impactos ambientales.
3. Infraestructura ya existente: Invertir en modernización es más eficiente que construir desde cero.
4. Modelo de transición: Un acuerdo exitoso mostraría que la industria puede adaptarse sin desaparecer.
Decisión inminente
Rio Tinto prometió definir el futuro de Tomago a más tardar a mediados de 2025. El tiempo apremia. La continuidad de esta planta depende de acuerdos sólidos, visión estratégica y compromiso político.(Minería en línea)