El oro marca récord ante el miedo a la recesión y a la “Kamalanomics” (ayer)
o.- (Jorge Herrera) La onza supera los u$s 2.550 [ayer] alcanzando un nuevo máximo histórico, mientras el ahora denominado “kamunismo” y el temor a la vulnerabilidad económica arruinan la fiesta de las acciones.
El ánimo de Wall Street fue víctima del denominado “kamunismo” luego que la candidata demócrata Kamala Harris revelara su plan, que incluye un impuesto corporativo del 28%, controles de precios, un impuesto a las ganancias de capital del 44,6% y, por último pero no menos importante, un impuesto a las ganancias no realizadas. Desde temprano las acciones small caps fueron las primeras mártires y a la par de las acciones “más vendidas en corto”. Esto ocurría mientras los datos de crecimiento volvían sorpresivamente a caer a mínimos de varios años, y la encuesta de la Fed de Filadelfia arrojaba una caída, lo que elevó modestamente las expectativas de recorte de tasas. Otro tanto pasó con el dólar y los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. El petróleo cayó, al igual que el bitcoin. Sin embargo, el oro marcó otro récord superando los u$s 2.550 la onza troy, y en el año ya subió más de u$s 500.
En la apertura de los negocios, los estrategas del Deutsche Bank advertían a sus clientes que los catalizadores detrás de la retirada no necesariamente se habían evaporado y explicaba que había cinco riesgos clave que siguen existiendo y que los inversores deberían tener en cuenta.
En primer lugar, las valoraciones de las acciones siguen en máximos históricos y el mercado cotiza en territorio de sobreponderación moderada que inquieta a algunos en Wall Street; en segundo lugar, los datos económicos siguen siendo vulnerables; en tercer lugar, la política monetaria se está volviendo cada vez más restrictiva en términos reales (los fed funds en el nivel más alto desde 2007); en cuarto lugar, septiembre ha sido un mes estacionalmente malo para las acciones en los últimos años (S&P 500 bajó durante cuatro años consecutivos y en siete de los últimos diez y la renta fija global cayó durante los últimos siete septiembres); y en quinto lugar, las tensiones geopolíticas siguen siendo altas. Sin embargo, el oro sigue su racha alcista.
Oro: ¿cuáles son los motores del metal?
Para gran parte de los expertos del mercado de metales londinense el precio del oro ha sido impulsado por los inversores occidentales, a través de las compras de fondos ETF de oro, y el entorno financiero más favorable para el metal precioso. Por un lado, recuerdan que la tendencia alcista de los precios del oro se remonta a 2022 de la mano de la demanda sostenida de joyas; la inversión en oro físico (monedas y lingotes) por parte de inversores asiáticos; y las compras masivas por parte de los bancos centrales de los países emergentes, y de China en particular, que desean diversificar sus reservas de divisas y reducir así su exposición al dólar. Pero a estos factores ahora hay que incorporarles los cambios en las tendencias geopolíticas y fiscales que preparan el terreno para una demanda sostenida de oro ante la tendencia a la baja del dólar y las tasas reales de interés.
La caída del muro de Berlín, la globalización, la hegemonía de EE.UU. y el bajo nivel de deuda hicieron que los bancos centrales occidentales vendieran entre 1989 y 2007 todo el oro posible porque después de 1999 se vieron limitados por los acuerdos sobre el oro para mantener el orden en las ventas. Así la desmonetización del oro como activo de reserva parecía lógica. Tras la crisis financiera de 2008, las políticas monetarias expansivas y las incipientes tensiones geopolíticas bastaron para frenar las ventas occidentales y atraer discretamente al mercado del oro a los bancos centrales de los mercados emergentes, hasta un promedio de 400 toneladas anuales entre 2009 y 2021. Pero entre 2022 y 2023 compraron más de 1.000 toneladas de oro, un 20% de la demanda mundial, un ritmo que continuó en el primer trimestre de 2024. Los expertos advierten que el mercado del oro no es lo bastante grande como para absorber un movimiento tan sostenido sin que suban mucho los precios, sobre todo si otros actores mundiales también intentan entrar más o menos al mismo tiempo.
¿Llegó el momento de tomar ganancias?
Vale recordar que semanas atrás una encuesta del Consejo Mundial del oro arrojó que el 29% de los 70 bancos centrales encuestados tenía intención de aumentar sus reservas de oro en los próximos 12 meses, y el 81% espera un nuevo aumento de las tenencias de oro de los organismos monetarios. Ahora bien, ante los actuales niveles de precios, los inversores expuestos al oro podrían preguntarse si no ha llegado el momento de vender y obtener una buena ganancia. Al respecto, la gente de Flossbach von Storch, considera que el oro debería seguir teniendo una presencia notable en las carteras de los inversores, ya que en las últimas décadas, prácticamente todas las crisis se han combatido con más dinero, y es poco probable que esto cambie en el futuro.
Además, la próxima crisis podría golpear de nuevo al euro si los déficits presupuestarios siguen descontrolándose y exacerbando la tensión en la eurozona. Mientras que la deuda pública estadounidense supera el 120% del PBI y ninguno de los candidatos presidenciales es conocido por su estricta disciplina presupuestaria, por lo que hay buenas razones para seguir devaluando las monedas de papel frente al oro. De hecho, remarcan, que el oro siempre ha desempeñado un papel de diversificación, ya que tiene una correlación inversa con otros activos financieros, lo que significa que, al menos en teoría, el oro puede mejorar el perfil de riesgo/rentabilidad de una asignación financiera a medio y largo plazo. En resumen, concluyen que está justificado tomar beneficios, pero en todas las carteras debería haber cierto espacio para el oro.
El experto Doug Casey, además de todos los argumentos del consenso (demanda prudencial, alto endeudamiento, emisión descontrolada, compra de la banca central), explica que históricamente, el oro estuvo correlacionado negativamente con las tasas de interés reales: cuando las tasas reales suben, los precios del oro tienden a caer, y viceversa, porque las altas tasas reales pueden hacer que los bonos del Tesoro de EE.UU. sean más atractivos para algunos inversores que el oro. Sin embargo, a pesar de un aumento sustancial de las tasas de interés reales desde 2021, los precios del oro han alcanzado nuevos máximos históricos.
¿Qué está pasando aquí?: aunque las tasas nominales han subido desde casi nada en 2021 a los niveles actuales en torno al 5%, las tasas reales siguen siendo negativas, y a pesar de las suspicacias sobre los índices de precios al consumidor oficiales se puede confiar en que los precios subirán mucho más, ya que el gobierno tiene un déficit de 2 billones de dólares y la Fed lo financia comprando su deuda (esencialmente, imprimiendo dinero), encima, a medida que la economía se desacelera, los déficits aumentarán mucho, al igual que la tasa de devaluación de la moneda. Como las tasas se correlacionan con la inflación a largo plazo porque nadie quiere prestar dinero a un precio inferior a la tasa de inflación lo que ocurre es que la gente no tiene muchas alternativas, opta por tener dinero en efectivo o especular con acciones, bonos o bienes raíces. Ante el riesgo de seguir alimentando una supuesta burbuja financiera, el oro se perfila así como refugio ante los escenarios proyectados. (ámbito.com; 20/08/2024)