El drama que afecta a todos y les importa a pocos

El drama que afecta a todos y les importa a pocos

o.- (Pablo Vaca) El título de la nota era, como mínimo, preocupante: “Se desploma la cantidad de alumnos que terminan la secundaria a tiempo y con un nivel aceptable”. La publicó Clarín el jueves de la semana pasada. Sin embargo, tuvo apenas unos 3.000 lectores en su versión digital, una cifra realmente baja para los números habituales del diario. Dicho de otro modo: no le interesó a casi nadie.
Podría argumentarse que competía con otros temas impactantes, como esa gran saga argentina llamada crisis económica y los detalles bestiales del Triple Crimen de La Matanza. Pero no.
El drama no es nuevo y el desinterés tampoco. Lo que fue variando entre una y otra nota es el porcentaje de chicos mal educados. Para peor, claro.
De la camada que arrancó la primaria en 2009, escasos 16 cada 100 alumnos terminaron la secundaria en 2020 sin repetir ni abandonar y con niveles satisfactorios de aprendizaje en Lengua y Matemática. De los que empezaron primer grado en 2011 y debían egresar en 2022, únicamente el 13% logró completar sus estudios a tiempo y con los conocimientos mínimos estipulados por las pruebas Aprender.
Ahora, siempre de acuerdo con un índice creado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, apenas 10 de cada 100 chicos que entraron en 2013 terminaron el año pasado como corresponde.
Hay lugares donde esa cifra es directamente espantosa. En Chaco son 3 de cada 100 los alumnos que finalizan “bien”. En Formosa, 4. En Misiones, lo mismo. De nuevo: 3 o 4 cada 100. Horroroso.
Pero el tema no despierta pasiones. Ni debates. Probablemente, sí aburrimiento.
¿Pruebas? Una: las notas sobre educación no suelen conseguir grandes cifras de lectura (seguramente esta tampoco la tenga). Otra: la cuestión no aparece en esta campaña electoral (como hace unas cuantas elecciones). Los políticos sencillamente hacen caso a las encuestas. Que les dicen que mejor hablar de otras cosas.
En un sondeo reciente de la consultora RDT, Educación aparece séptima en el ranking de preocupaciones ciudadanas. En otro, de Bloomberg, octava. Para quienes contestaron a la Universidad de San Andrés también está séptima. Y en uno de Management & Fit, que consultó por los principales problemas del país, “la educación pública y el estado de las escuelas” se ubicó en el sexto puesto con el 3,8% de las respuestas, lejos del 24% que contestó “la corrupción”.
No más preguntas, señor juez.
Es cierto que ante hechos puntuales la reacción es popular e inmediata. Ejemplo 1: la enorme marcha por los recortes en el presupuesto universitario. Ejemplo 2: el rechazo cuando Alberto Fernández insistió con el cierre de escuelas en pandemia.
Además, según la citada encuesta de la Universidad de San Andrés, el 69% de los entrevistados están insatisfechos con la política educativa del Gobierno. Sólo las políticas de Salud y de Obras Públicas tienen peores números.
Sin embargo, esta pauperización lenta y constante no genera el revuelo que debiera: se ve como algo que les sucede a los demás, no a nuestros hijos o nietos. Los argentinos se acostumbraron a estos titulares. Como si fueran normales.
Como si no se dieran cuenta de que entre estos números y las condiciones que generan “triples crímenes” hay una relación directa.
El porcentaje de chicos “mal educados” aumenta. En la campaña no se toca el tema. (Clarín, Buenos Aires, 01/10/2025)

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