El corazón de la planta más moderna de Techint: está en EE.UU. y fabrica el 25% de los tubos

El corazón de la planta más moderna de Techint: está en EE.UU. y fabrica el 25% de los tubos

o.- (Santiago Spaltro) Se encuentra en Texas y produce tubos sin costura para el shale de Estados Unidos. El acero se calienta a 1.250 grados para resistir kilómetros bajo tierra.
Los clientes. ExxonMobil, Chevron y ConocoPhillips son algunos de los principales compradores.
Decir “Techint” (Tequint, como lo pronuncian sus altos directivos con acento italiano) fue históricamente sinónimo de “industria argentina”, desde que el milanés Agostino Rocca vino al país para crear en 1946 un imperio siderúrgico. Casi 80 años más tarde, es sinónimo de alta tecnología en todo el mundo y una de sus firmas, Tenaris, produce el 25% de los tubos sin costura que usan las petroleras en Estados Unidos para el shale oil y gas, el sector que más impulsa Donald Trump.
El fundador del grupo industrial más importante de la Argentina siempre tuvo el sueño de producir en Estados Unidos, pero Techint se concentró en el siglo XX en el acero de Italia, Argentina y México.
Fue el nieto del fundador, Paolo Rocca, el que cumplió el sueño de su abuelo e internacionalizó el grupo con la llegada del nuevo milenio: en 2001 Tenaris adquirió una participación en Algoma Tubes, en Canadá, para ser proveedor de tubos de acero sin costura para el petróleo y el gas; y en 2002, tras una revisión desfavorable sobre los aranceles antidumping que regían en Estados Unidos contra los tubos sin costura de Siderca -la planta de Tenaris en la localidad bonaerense de Campana-, Techint decidió entrar de lleno a EE.UU.
Fue por esos años y en esa decisión estratégica de internación que el grupo puso a cotizar a dos de sus empresas, Tenaris y Ternium, en la Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange, NYSE).
Paolo “la vio”. A mediados de 2006 compró por casi 3.200 millones de dólares la empresa Maverick Tube Corporation, líder en Oil Country Tubular Goods (OCTG), tubos de conducción y tubos de producción bobinados (coiled tubing) para uso en pozos de producción de petróleo y gas natural, lo que le abrió las puertas para el incipiente mercado del shale oil y gas en EE.UU., el principal competidor de la Vaca Muerta argentina.
Los hidrocarburos no convencionales fueron una verdadera revolución geopolítica. El descubrimiento de que las nuevas técnicas de perforación eran competitivas le dio a EE.UU. el abastecimiento energético primero y, luego, lo convirtió en exportador neto, lo que terminó con las guerras en Medio Oriente para asegurarse el control de la energía. Techint es uno de los partícipes de esa revolución, y Tenaris destinó unos 1.800 millones de dólares en inversiones para instalar desde 2017 su primera planta propia en el país, ubicada en Bay City, Texas, que tiene una producción de 757.000 toneladas anuales y le da empleo altamente calificado a 715 personas.
En Estados Unidos, Tenaris fabrica 1.100.000 de toneladas de tubos de acero sin costura por año para las formaciones shale de Permian, Eagle Ford, Marcellus y Haynesville, que consumen unos 4.500.000 toneladas anuales. Algunos de los principales clientes son ExxonMobil, Chevron, ConocoPhillips, Continental Oil & Transportation y Diamond Offshore Drilling.
Clarín visitó la semana pasada esa planta texana, que está a una hora y media de distancia en auto al sudoeste de Houston, donde se desarrolló la CERAWeek 2025 -la mayor conferencia mundial sobre energía, en la que Techint tuvo varios expositores-.
El calor se siente a varios metros del horno donde Tenaris hace su proceso industrial más complejo: los tubos de acero sin costura, cada uno con una longitud de entre 12 a 14 metros, y que pesan entre 700 y 800 kilos, quedan sometidos a 1.250 grados centígrados de temperatura para el laminado continuo. Allí se probará la resistencia del material, cuya materia prima es la chatarra que se procesa en las fábricas de fundición de Tenaris en Pensilvania. El horno de Bay City recibe las barras de acero a temperatura ambiente y expulsa cada 40 segundos una barra incandescente (el metal se percibe como un amarillo intenso, casi como si estuviera prendido fuego).
Tras ese proceso, se prueba que el acero es resistente a presiones de 720 kilos por centímetro cúbico, casi el 70% de la que puede recibir a 6.000 metros de profundidad -unos 1.050 kg/cm3-, donde deben ser colocados los tubos para el fracking -fractura hidráulica con agua y arena para abrir grietas en las rocas y extraer el petróleo y el gas que está atrapado-.
Más adelante en la línea de producción, el acero baja rápidamente su temperatura mediante un proceso de tratamiento térmico, en el que se hace la perforación y rosca de los tubos tras pasar por un bañado de bórax -un antioxidante que genera un fuego verde-, un anillo de agua y un cabezal de temple que estabilizan el material, parecido a un vidrio cuando está ardiendo. (Clarín, Buenos Aires, 21/03/2025)

 

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