La mirada minera ante el sesgo productivo argentino

La mirada minera ante el sesgo productivo argentino

o.- En una columna titulada “Bichos famosos”, publicada por el ingeniero Mario Capello -integrante del Grupo Sarmiento de San Juan y referente en temas mineros-, el autor advierte sobre una mirada sesgada del desarrollo argentino y cuestiona la persistente subestimación del potencial minero frente al peso histórico del agro.
Capello parte de una crítica concreta a un título reciente de un medio especializado en el campo -“Argentina impotencia: con retenciones y sin RIGI, el agro invierte mucho más que la minería y el sector petrolero”- para exponer lo que considera una lectura superficial y autorreferencial de la economía nacional. Según el especialista, comparar la inversión agrícola con la minera desconoce las características y escalas completamente distintas de ambas actividades: “Como si la minería fuera una actividad en la que se sembrara hoy y a los seis meses se cosechan cobre, oro, plata o litio”, ironiza.
Desde su perspectiva, la raíz del problema es histórica. Capello sostiene que desde los orígenes de la organización política argentina, en el siglo XIX, las decisiones públicas privilegiaron la visión de una élite agroexportadora que estructuró al país “solo agrícola y ganadero”, dejando fuera de su mapa de desarrollo a la mitad del territorio nacional. Esa miopía, argumenta, explica en parte la decadencia prolongada y la dependencia actual de los precios internacionales de los granos.
“Hoy tenemos un 50% de compatriotas sumergidos en la pobreza y a una mayoría política rezando para que no baje el precio de la soja”, escribe, en uno de los pasajes más duros de su análisis.
Capello señala además que los ejemplos de desarrollo sostenido en el mundo -y particularmente el de Chile- demuestran que ningún país renunció al aprovechamiento racional de sus recursos naturales. En esa línea, recuerda que para alcanzar los niveles de exportación del país vecino, serían necesarias inversiones del orden de los 41.800 millones de dólares anuales en salarios, equipos, bienes de capital e insumos.
El ingeniero plantea también una dimensión ética y ambiental del debate: la oportunidad que ofrece el contexto global para que la Argentina participe del esfuerzo por mantener la habitabilidad del planeta. Los llamados “minerales críticos” -como el litio, el cobre, la plata, el uranio o el oro- son, afirma, componentes imprescindibles para la transición energética y la descarbonización mundial.
“El desafío hoy es aportar a la continuidad de la vida en la Tierra, algo tan importante como poder alimentarnos”, sostiene, ubicando al desarrollo minero como parte de un imperativo no solo económico, sino moral.
En un país donde el debate sobre la minería suele polarizarse entre consignas simplificadas, Capello busca reubicar la discusión en un terreno estratégico: el de la diversificación productiva, la soberanía energética y la reducción estructural de la pobreza. Su llamado, en definitiva, apunta a abandonar el reflejo monocultural que asoció durante más de un siglo a la riqueza nacional con la pampa húmeda, y a mirar hacia el oeste, donde -como insiste- “la Argentina parcial ignoró una mitad de su territorio”. (Memo Mendoza)

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